domingo, marzo 15, 2009

EL REY DEL CUATRO


EL REY DEL CUATRO

Es muy poco lo que se conoce de él. Casi todas sus huellas se han desvanecido en el tiempo. Se llamaba Eduardo Azuaje. Había nacido en algún lugar del estado Aragua, Venezuela.

Era un genuino hombre de pueblo, de humilde origen, sin fortuna. ¿Cómo fue el entorno de su infancia? No lo sabemos. ¿Cuáles fueron sus primeros sueños? No lo sabemos. ¿Cuáles fueron las circunstancias tempranas que impulsaron su destino? ¿Qué motivó su naturaleza impresionable y supersticiosa? Esas preguntas y muchas otra tampoco tienen respuesta.

Lo que si sabemos es que tenía alma de artista. Había nacido para la música. Es probable que desde su tierna edad haya escuchado los ritmos alegres del joropo tuyero. Es igualmente probable que haya visto con admiración la destreza y el talento de los músicos arpistas moviendo ágilmente sus dedos sobre las templadas cuerdas. Pero lo que si damos como cierto es la poderosa atracción que ejerció sobre él esa pequeña guitarra, llamada “cuatro”, que de manera tan ajustada acompasaba el canto del arpa y el coplero. Y también es seguro que, por haberse enamorado de ese instrumento, nació en su mente de niño el firme deseo de poseer uno algún día. Cuando lo tuvo, comenzó su destino. En su camino habría de encontrar muchos guías y maestros. Pasó horas y meses aprendiendo, profundizando, pulsando aquellas cuatro cuerdas dispuestas a sonar de la manera que él quisiese. Poco a poco fue desarrollando su técnica peculiar. Modificó la afinación tradicional del instrumento, lo que le permitió alcanzar un mayor preciosismo de ejecución. Y así, entre vocación y constancia, llegó el día en que sus amigos le llamaron “EL REY DEL CUATRO”. Entonces ---tampoco sabemos por qué--- cambió su nombre por el de JACINTO PEREZ.

Ya lejos de su pueblo natal, se asentó en Caracas. Eran los años cincuenta. Jacinto Pérez se dio a conocer a través de un programa diario de quince minutos en Radio Caracas, En él interpretaba solos de cuatro, desplegando su novedosa técnica de alternar el punteo con acordes de acompañamiento. La brevedad del programa daba cabida sólo a cuatro interpretaciones, que eran más que suficientes para despertar la admiración de una audiencia ávida de innovaciones.

Para esa época vivía en el populoso barrio “La Charneca” con su compañera “la negra”. Vistiendo siempre de traje y corbata, era familiar su figura delgada y enjuta bajando cada día por las torcidas veredas del cerro, siempre portando bajo el brazo su instrumento, la fuente de su vida.

Jacinto era locuaz, pintoresco y algo presuntuoso. Nervioso e impresionable. La palabra “muerte” le sobresaltaba en sumo grado y le hacía gesticular con aspaviento. Cuando caminaba por los pasillos de la emisora, nunca faltaba alguien que se le acercara por la espalda para propinarle un gran susto que siempre terminaba entre risas y bromas. Todos le apreciaban y querían por su trato sencillo y gentil.

Así era Jacinto Pérez, el Rey del Cuatro. Hoy pocos le conocen. Fue el primero en darle rango a esa nuestra guitarra criolla de cuatro cuerdas, abriendo el camino para que otros, como Freddy Reyna y tantos más, colocasen a este instrumento en un lugar de honor dentro de la música universal.
AURELIANO ALFONZO B.
Agradecemos la colaboraciónm prestada por el Sr. HERMÁGORAS ORTIZ por la excelente y desinteresada colaboración prestada durante la investigación para redactar este artículo. Recomendamos ampliamente sus sitios de Internet: VENEZUELA EN RITMO http://ho1246.wordpress.com y COMPARTIENDO CON KACHIMONDO: http://quitarayas.blogspot.com



ESCUCHE LAS INTERPRETACIONES DE JACINTO PÉREZ EL REY DEL CUATRO, haciendo click en el siguiente enlace:

http://www.4shared.com/file/101686006/4fc8edd2/Jacinto_Perez.html


Al abrir haga click en la flecha blanca orientada hacia abajo (download now). Aparecerá un recuadro con cuenta regresiva. Cuando finalice haga click en "Click here to download this file" Aparecerá un recuadro preguntándole ¿desea abir o guardar ese archivo? Seleccione su preferencia. Debe aguardar alrededor de 4 minutos mientras es cargado en su equipo el MP3 del album. Luego verá el listado de las doce composiciones interpretadas por Jacinto Pérez. Haga doble click sobre la seleccion que más le guste y aguarde a que baje . La reproducción se iniciará por si sola. Para seleccionar otra interpetación, salga de esa pagina para entrar de nuevo en el listado de Jacinto Perez y repita la operación.

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6 Comments:

At 11:49 p. m., Anonymous Anónimo said...

Por esas cosas de la vida recordé a Jacinto Pérez "El Rey del Cuatro" y me dispuse a buscar en internet, a ver si por casualidad, encontraba algo sobre él.
Y sorpresa!!! me encontré con este blog, pero leyendo esta pequeña reseña no puedo dejar pasar la oportunidad de aclarar algunas cosas, que considero importantes.

El verdadero nombre de "Jacinto Pérez" fué Rafael De Jesús Blanco González; nació en la Guaira, Estado Vargas; y cambió su nombre a Jacinto Pérez porque el día en que murió su mamá tenía una presentación en la radio y para la época era muy mal visto que estando de luto y en un momento tan inapropiado no dejara de lado una presentación musical en un espacio radial.
En cuanto a sus conocimientos sobre el cuatro, tengo entendido que nunca lo estudió, sino que siempre toco de oído, una de esas cosas inexplicables que le suceden a los artistas que nacen y no se hacen. El fué mi tío, aunque mis recuerdos de la infancia me lo dejaron grabado como un abuelito de carácter fuerte que nunca abandonaba su bastón.

 
At 11:04 a. m., Blogger Aureliano Alfonzo Barrios said...

Aureliano Alfonzo B. dijo...
Gracias por su comentario. Lo considero una valiosa contribución para mejorar el perfil de este destacado y muy poco conocido artista venezolano. La fuente en la que me he basado para afirmar que el verdadero nombre de Jacinto Pérez era “Eduardo Azuaje”, fue en el artículo “Recuerdos de la Radio en Valencia”, publicado en el vespertino Notitarde de esa ciudad el 1ª de febrero de 1998, en el cual el maestro Aldemaro Romero hace referencia a ese nombre.
Gracias por su colaboracion.

Aureliano Alfonzo B.

(Leer todo el artículo siguiendo este link):

http://historico.notitarde.com/1998/02/01/opinion/aldemaro_romero/index.html

 
At 3:06 p. m., Anonymous jacinto perez fragiel said...

hola paisanos mi nombre es jacinto perez y yo conoci al maestro jesus blanco jacinto perez el rey del cuatro puedo dar fe como guireño que soy que el comentario anterior es 100% cierto, mi curiosidad y la de mi padre fueron satisfechas por tan notable maestro que queria conocer a los jacintos de pila y coterraneos y en una preesntacion privada en nuestra casa de la quebrada de cariaco pudimos conocernos y escuchar muchas anecdotas que el maestro jacinto nos contaba a la vez que las notas de su cuatro estremecian las paredes de la sala de mi casa.
solamente esa vez vi al virtuoso en mi vida y nunca pude olvidarlo descanse en paz maestro.

 
At 5:02 a. m., Blogger Gustavo Artiles said...

Gracias por la reseña, Aureliano. Sólo quiero agregar que mi impresión es que Jacinto ya tocaba en la Radio Caracas durante los años 40 y tal vez los 30. Yo lo encontré algunas veces allá cuando yo era un niño cantante y mi mamá me llevaba a la radio y ella lo saludaba como viejo conocido.
Saludos,
Gustavo Artiles
(excolegio América)

 
At 5:34 p. m., Blogger Unknown said...

Mi papá fue amigo de Jacinto Pérez y yo lo vi en casa muchas veces durante mi niñez. Mi viejo siempre contaba una anécdota en su presencia, acerca de sus orígenes. Doy la anécdota por cierta porque recuerdo que jacinto Reía a carcajadas. No obstante, bien puede haber sido una broma entre amigos. La comparto, tal como la escribí para un grupo de Facebook de mi familia.

Jacinto Pérez fue compañero de correrías de Papá durante muchos años. La pobreza llegó a ser uno de los atributos de esa sociedad creativa, pletórica en proyectos mucho mejor soñados que traducidos en garantías sensatas para el inversionista. En una oportunidad, supieron de un mecenas potencial; un hombre con fama de generoso, aficionado al cuatro y bebedor, que tenía una hacienda cercana a San Antonio de los Altos. Jacinto calculó que en tres güisquis y dos pajarillos lo convencería al menos de una significativa donación.

Para ese entonces, el pequeño pueblo de San Antonio era apenas un caserío y no había muchos referentes que orientaran la búsqueda de la hacienda, por lo que papá decidió preguntar en la jefatura civil. Le pareció curioso que Jacinto se negara a ello, “!siga, Garmendia, siga!, que nosotros encontramos la hacienda” Papá no le hizo caso y se detuvo frente a la jefatura, para preguntarle a un hombre alto y ensombrerado que estaba en la puerta. Su mirada atravesó a mi viejo para amarrarse a la imagen de Jacinto Pérez. Hierático, sin contestar la pregunta de papá continuó observando a Jacinto, hasta que el silencio derrumbó la muralla de la impostura: ¡Sí, vale, yo soy Jesús rafael Blanco! , ¡Yo soy Jesus Rafael Blanco!,gritó Jacinto mientras se llevaba a papá hacia el Carro. Es de imaginar su asombro; su amigo de décadas había vociferado una identidad completamente distinta a la de El rey del cuatro.

Durante el camino, mucho más calmado, confesó que esos eran sus verdaderos nombres, los que solía portar cuando era jefe civil de San Antonio, los que se quedaron en el pueblo el día que recibió el telegrama. Fue en el transcurso de uno de nuestros fracasados alzamientos, cuando el jefe civil de San Antonio de los Altos recibió la información de que posiblemente las tropas rebeldes en fuga pasarían por ahí. Se le ordenaba resistir hasta la llegada de refuerzos. Jesús Rafael y Von Clausewitz fueron el mismo en un momento y su evaluación estratégica tuvo una lucidez implacable. Contaba la jefatura civil con los revólveres y las almas de tres policías y de Jacinto, además de dos chopos que jamás habían sido disparados y tampoco se sabía si lograrían hacerlo en las manos del secretario civil que años después negara la dirección a mi papá. Convenía entonces embolsillarse el telegrama y el dinero de la caja chica, decirle al flaco ensombrerado que ya se regresará, que se va a ir cosa de diez minutos a la iglesia y se vuelve, y no parar hasta llegar muy lejos. Muchos kilómetros después, Jacinto pensó que El tocuyo sería un buen lugar para que la gente olvidara al jefe civil de San Antonio de Los Altos y comenzara a maravillarse ante ese Paganini de paltó enorme que llegó a llamarse Jacinto Pérez.

 
At 5:44 p. m., Blogger Unknown said...

Como le digo, esto bien pudo haber sido una humorada que ambos compartieran con picardía entre pieza y pieza que Jacinto tocaba en la casa, frente a las personalidades de un muy pueblerino Barinas.

 

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